sábado, 13 de febrero de 2010

La Esperantisto (1889-1895)

En septiembre de 1888, L. L. Zamenhof, que en julio del año anterior había publicado la edición rusa del Unua Libro —y en los meses siguientes las versiones en francés, polaco y alemán–, presentó al Ministerio de Prensa del Imperio ruso un proyecto para editar en Varsovia una revista en esperanto. La revista iba a llamarse La Internaciulo y tenía la ambición de ser un semanario. La censura zarista, que el 2 de junio de 1887 (el 21 de mayo según el antiguo calendario juliano) había autorizado la publicación del Unua Libro, no aprobó en esta ocasión el proyecto.


Años antes se había fundado en Alemania el Nürnberger Weltspracheverein (NW), un club volapukista presidido por Leopold Einstein. En 1888, Einstein recibió un ejemplar del Unua Libro y mantuvo correspondencia con Zamenhof. Bajo la influencia de Einstein y de Christian Schmidt (que en febrero de 1888 había asumido la presidencia del NW por el delicado estado de salud de Einstein), la asociación volapukista se «convirtió» al esperanto en diciembre.
Cabe suponer que Schmidt y Einstein discutieron con Zamenhof la posibilidad de editar la ansiada publicación en Alemania, como parece deducirse de esta frase de Zamenhof en carta a Vladimiro Majnov: «La revista internacional seguramente comenzara a publicarse en julio de este año (en Alemania, porque en Rusia no quieren darme el permiso)».(1)
Y así, con fecha 1 de septiembre de 1889, apareció en Núremberg el primer número de La Esperantisto.



En las ocho páginas de la revista aparecía un editorial en alemán, francés y esperanto, seguido por la primera parte de un largo ensayo de Zamenhof sobre el esperanto y el volapük. En la página 7, el propio Zamenhof publicó un poema, firmado con el seudónimo Amiko (en alemán y esperanto):
En bona hor’! Ni aŭdis la signalon,
Kaj bataleme saltas nia koro.
Konduku nin, komencu la batalon
Sub bona stelo, en feliĉa horo!

Amikoj de proksime, malproksime,
Salutas vin, ho nia lumo stelo!
Konduku nin senhalte kaj sentime
Al nia granda, sankta, gloro celo!

Ne tre facila estos nia vojo
Kaj ne malmulte ankaŭ ni suferos,
Sed batalante kun plej granda ĝojo
Senhalte ni laboros kaj esperos.

For estas jam la baroj de l’ komenco,
L’ unua muro estas trarompita.
Kaj dolĉa estos nia rekompenco,
Kiam la celo estos alvenita!

En los siguientes números, las noticias del movimiento esperantista, compartieron espacio con la exposición de la gramática fundamental del esperanto. Fue en esas páginas de gramática donde Leopold Einstein presentó por primera vez en forma de tabla el listado de los correlativos (tabelvortoj). Poco después, su necrológica cerraba el número 9.


Zamenhof  afirmó que el nombre de Leopold Einstein debería estar escrito en letras de oro en la historia del esperanto.
Si bien el primer número de La Esperantisto era bilingüe, el alemán fue desapareciendo rápidamente. Número tras número, La Esperantisto refleja el avance del movimiento: las nuevas publicaciones y organizaciones, listas de nuevos esperantistas, las medidas propuestas para estar presentes en la exposición universal de Chicago de 1893...
Desde finales de 1893 y a lo largo de 1894, la revista (que ya había perdido el artículo y doblado el número de páginas) fue escenario principal del debate acerca de la reforma del esperanto, con diversos artículos de Zamenhof sobre la cuestión.
Y, casi por encima de todo lo anterior, Esperantisto puede considerarse una revista literaria, con numerosas traducciones al esperanto y obras originales. Allí publicaron sus escritos Zamenhof, Grabowski, Solovjev o Devjatin. En el número de julio de 1892, Nikolái Borovko publicó «En la tombo», considerado el primer relato de ficción en esperanto.
Y hubo quien aprovechó la sección de anuncios para buscar esposa, como este «Señor finlandés (32 años) desea casarse con señorita no mayor de 25 años. Carta y fotografías a Serĉanto [el que busca], posta restante, Helsingfors, Finlandia. Se devolverán las fotografías no convenientes.»


En el número de febrero de 1895, Zamenhof presentó una nueva sección llamada «Folieto de Posrednik» y se justificó ante los lectores asegurando que no estaba dando un «carácter eclesial» a la revista, ya que Posrednik defendía el «amor y la fraternidad entre todos los hombres, la desaparición de las guerras, la forma de vida pura, la justicia y la compasión con los animales, la abstinencia de alcohol, tabaco, etcétera». Entonces ¿qué era Posrednik? Posrednik (‘mediador’ en ruso) era el nombre de la editorial que Liev Tolstói había creado en 1884 junto con su discípulo Chertkov. El texto inicial de tan ilustre colaboración fue «Prudento aŭ Kredo?» del autor de Guerra y paz. En marzo aparecería otro texto sobre la guerra chino-japonesa y en abril «La kafejo en Surat», también de Tolstói.
Tres cuartas partes de los suscriptores de la revista eran rusos que tenían muchos problemas para recibir los ejemplares. Tras la colaboración de Tolstói, la censura rusa prohibió la entrada de ejemplares de Esperantisto. La redacción de la revista que dirigía Zamenhof anunció un paréntesis de tres o cuatro meses, pero, a la postre, Esperantisto no volvió a ver la luz.


En 1905, tras la primera revolución rusa, Ilja Ostrovskij obtuvo permiso para publicar Ruslanda Esperantisto. Al año siguiente, Zamenhof iniciaría una nueva aventura editorial en Francia con la fundación de La Revuo en septiembre de 1906.


Notas:
1. La información la proporciona Reinhard Haupenthal en su excelente posfacio a la edición facsímil de La Esperantisto y la cita de la correspondencia (es decir, el original en esperanto) está incluida en la Plena Verkaro de Zamenhof (PVZ), la obra completa de Zamenhof, compilada y comentada por Ludovikito (Ito Kanzi, 1918-2005).


Fuentes: Reinhard Haupenthal: «Postparolo al represo (1986)», La Esperantisto, 1889-1895, Georg Olms Verlag, Hildesheim-Zúrich-Nueva York, 1988.

2 comentarios:

ansardom dijo...

Buen trabajo divulgativo sobre la Historia del Esperanto.Sería interesante editar algún día un volumen ( o varios) recopilativo de tan ilustrativos trabajos.

desespero dijo...

Gracias, ansardom